Hoy termina un proceso pobre en debate y con deudas a la democracia
Con la elección de un nuevo presidente para Colombia, se cierra uno de los procesos más polémicos de la historia reciente de la democracia nacional, protagonizada por el líder de izquierda Gustavo Petro en representación del Pacto Histórico y el empresario santandereano Rodolfo Hernández.
Ha sido una campaña intensa en la que Petro se mantuvo durante más de un año como la primera opción electoral, sin embargo, la primera vuelta entregó la sorpresa política con Rodolfo Hernández, quien repuntó pocas semanas antes de llegar a las urnas, desplazando a “Fico” Gutiérrez, quien tenía el respaldo de la derecha clásica de Colombia y a Sergio Fajardo quien representaba la opción Centro.
Rodolfo Hernández llega con el reto de mantener los 5 millones 953 mil votos que logró en la primera vuelta y conquistar por lo menos otros 5 millones de votos de los 6 que se marcaron para “Fico” Gutiérrez y Sergio Fajardo.
Por su parte Gustavo Petro tendrá que mantener la votación de 8 millones 528 mil electores y haber conquistado una gran porción de indecisos, votos en blanco, abstencionistas y parte de la votación de Fajardo. Petro podrá tener tranquilidad si logra obtener por lo menos 10 millones 500 mil votos en esta contienda.
CAMPAÑA MARCADA POR DESAGRAVIOS
Cada nuevo proceso electoral se considera el de mayores agresiones entre campañas, sin embargo, las características del presente, lo ponen como el de mayores tensiones no solo por el enfrentamiento entre orillas bien marcadas, con una izquierda que se fortalece y una derecha que tiene que asumir los desgastes de los dos gobiernos de Uribe y el del actual mandatario Iván Duque, quien cuenta hoy con los indicadores más bajos en popularidad y aceptación de su gobierno.
El equipo de Hernández cuestiona la presencia de Roy Barreras y Armando Benedetti como atores que representan la corrupción en el país.
Entre tanto el equipo de Petro aprovechó las salidas en falso de Rodolfo Hernández, el proceso que tiene pendiente sobre corrupción, su posición machista y el mayor argumento para cuestionar el proyecto del Ingeniero fue la puesta en escena del uribismo en las toldas de Hernández y la ausencia en los debates para confrontar las propuestas de país.
Los lenguajes hostiles y el día a día consumieron el tiempo político y dejaron en segundo plano y sin opciones la visibilidad a las formas como enfrentarán la economía nacional, las desigualdades sociales, las relaciones internacionales, los pendientes del proceso de paz, el fortalecimiento de los grupos ilegales, la competitividad del país, la corrupción entre otros temas que son los que se deben poner sobre la mesa cuando de elegir a un mandatario se trata.
Hoy termina un proceso y una campaña que le quedó debiendo debate nacional a los Colombianos.