En Europa se estudia un nuevo cierre de fronteras interiores

La medida de la UE busca frenar la expansión de nuevas versiones coronavirus.


La cumbre virtual de los países socios de la Unión Europea que se lleva a cabo desde ayer estudia la opción de cerrar algunas fronteras ante la amenaza de expansión de las nuevas sepas del SARS- Cov-2, concretamente la B117 aparecida en el Reino Unido y la 501V2  que es una mutación identificada en Sudáfrica

 

La nueva versión inglesa del virus no es más mortal ni causa síntomas más graves, pero sí hay indicios de que es más contagiosa. Entre tanto de la cepa africana se desconoce el nivel de propagación y el nivel de letalidad.

Aunque la Comisión Europea considera desproporcionado un cierre generalizado como el que ya se produjo el año pasado entre algunos países en los primeros compases de la crisis sanitaria, voceros de varias capitales creen que la restricción de la libertad de movimiento entre fronteras puede resultar imprescindible a la vista de la escalada de contagios provocada por las nuevas variantes del SARS-CoV-2.

 

“Quizá debamos tomar nuevas medidas para restringir los movimientos dentro de la UE”, opina en Bruselas un fuente diplomática, mientras que el Gobierno de Angela Merkel ya ha hecho circular un documento en el que subraya la “necesidad urgente de actuar para impedir o, al menos, ralentizar la propagación de variantes preocupantes del virus tanto hacia la UE como dentro de la Unión”.

El gobierno Alemán considera que todos los países deben comprometerse a exigir  a los viajeros un test previo y cuarentena a la llegada a cada destino de las personas procedentes de áreas con presencia masiva de la nueva cepa. También considera que cada Estado podría decidir un cotrol estricto o prohibición de entrada a los viajeros procedentes de esas zonas en un radio de hasta 15 kilómetros.

 

La propuesta podría desencadenar un cierre de fronteras en cascada, como ya ocurrió en la primera oleada de la pandemia. Berlín insiste en que debe compaginarse la protección de la salud con el mantenimiento de la libre circulación dentro de la zona Schengen. Pero el propio texto reconoce que, llegado el caso, solo habría que garantizar “las cadenas de suministros esenciales y la integridad del mercado interior, en particular, del transporte transfronterizo de bienes y suministros”.

 

La UE consiguió manejar la segunda oleada del virus sin imponer controles dentro de la zona Schengen, una medida que permitió mantener la libre circulación de personas y de mercancías y mantener el pulso económico de las cadenas transfronterizas de producción. El único cierre casi generalizado dentro de la UE se produjo a finales del año pasado y afectó al Reino Unido (que no pertenecía a Schengen) y provocó un caos en los pasos del canal de la Mancha.

 

La Comisión Europea también llegó con un documento que insta a los Estados miembros a acelerar las campañas de vacunación para inmunizar al 80% de las personas mayores de 80 años y al 80% del personal sanitario antes de abril y al 70% de la población en general hasta el verano.

Al mismo tiempo los 27 gobiernos parecen convencidos de que las nuevas variantes del virus se expanden de manera más rápida que los procesos de vacunación. “Solo si los Estados miembros adoptan una acción conjunta y coordinada se podrá contener de manera efectiva al virus”, señala el texto del Ejecutivo de Merkel.

 

En contra posición de la propuesta de Alemania, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha alertado del peligro que correría el mercado interior con un cierre generalizado de fronteras. “El mensaje es claro: el cierre puro y duro de las fronteras no tiene ningún sentido …Y no es tan efectivo como medidas mucho más precisas”, ha añadido la presidenta.

 

El establecimiento de centros de test en los puestos fronterizos se apunta como una posibilidad para intentar mantener la fluidez del tránsito, al menos, dentro de la UE. Las medidas podrían ser mucho más draconianas para los viajeros procedentes del exterior.

 

Alemania propone que los Estados puedan prohibir la entrada desde países terceros cuando lo consideren necesario por razones de salud pública. Una prohibición que, según Berlín, podría afectar incluso a los ciudadanos de la UE que intenten regresar a sus países desde fuera de territorio comunitario.

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